La situación no es mejor en internet. No faltan páginas web que ofrezcan ayuda a quienes desean aprender a redactar en inglés, pero las más populares se revelan muy insatisfactorias. Unas se limitan a proporcionar una serie de modelos, bastante alejados de las necesidades habituales de estudiantes de secundaria. Otras usan como reclamo cientos de redacciones enviadas por estudiantes, pero publicándolas tal cual, sin la menor indicación de sus errores o aciertos.

Si no se explica en qué se ha acertado, ni qué puede mejorarse, ni cómo hacerlo, estos ejemplos son inútiles, perpetuando errores y haciendo que progresar resulte difícil.
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